A media hora de la estación principal de Kioto se encuentra Arashiyama, una región entre colinas verdísimas que alberga muchos templos, bosques de bambú y un parque de monos macacos japoneses.
Es la única especie de mono nativa en Japón, tiene un pelaje de colores que varían entre naranja y gris con un rostro rojizo. Puede vivir en zonas de hasta menos quince grados centígrados, otorgándole el título de el primate que puede vivir más al norte en todo el mundo.
Uno de los lugares para encontrarlos está en el monte Arashiyama, es una caminata de veinte minutos aproximadamente para subir, algo pesada así que recomiendo hidratarse mucho y tener cuidado con las personas mayores o discapacitadas.
Después de subir, te recibe una pequeña área de descanso con juegos para niños, y hasta hay algunos monos que se pasean entre los árboles. Un poco más arriba se encuentra el área principal, la cual ofrece también una vista panorámica increíble de Kioto, donde rondan los monos con tanta confianza que se cruzan entre los pies de los visitantes. Es un lugar altamente recomendable para aquellos que aman a los animales, puesto que es una interacción frente a frente con los monos. Aunque se recomienda no alimentarlos con lo que uno trae, el lugar te ofrece la opción de hacerlo con cacahuates que te dan pero desde una cabaña con rejas para prevenir cualquier tipo de comportamiento peligroso de parte de los monos.
Es muy entretenido porque los monos parecen estar cómodos frente a la presencia de los visitantes, así que no se esconden o atacan. Los ves columpiarse entre los árboles, bañarse entre sí y hasta puedes ver a las crías jugar. Son muy graciosos y divertidos entre sí y amistosos con los visitantes, aunque se recomienda no acercarse mucho o que se suban sobre uno.
Es imposible no cruzarte con sonrisas y carcajadas de parte de ambos, humanos y monos, como evidencias de que la pasan muy bien debajo del sol de Kioto. No te puedes perder la oportunidad de una convivencia tan cercana a la naturaleza de Japón.